En un banco en el parque se sentaron dos chicos, uno rico y otro pobre. De repente toda su vida cambió.
Todos nosotros conocemos el sentimiento llamado envidia. Miramos a los demás y envidiamos las cosas que tienen ellos y nosotros no. Queremos tener como ellos unas casas grandes, coches de lujo, viajar a sitios exóticos. Olvidamos lo que tenemos por soñar con lo que está fuera de nuestro alcance. Y la verdad es que merece la pena fijarse en las cosas obvias. Mirad el ejemplo de estos dos chicos. Uno es sano, pero muy pobre y el otro al revés, tiene dinero, pero no tiene salud. Él pobre sueña con ser rico mientras tanto el chico de la familia forrada sueña sólo con estar bien...