¡Nunca adivináis para qué necesita todos estos lapices de colores! ¡Tuvo una idea estupenda!
Bryan Ware es un padre ingenioso de San Francisco cuál decidió hacer la vida llena de colores a los niños que están en los hospitales. ¡Y lo hizo literalmente!
En el 2011 Bryan celebró su cumpleaños en un restaurante y entonces se le ocurrió una idea. Como siempre, las mejores ideas vienen inesperadas. Es que un camarero dio a los hijos de Bryan unos lápices de colores para que los pequeños estuviesen ocupados un rato. Entonces el hombre empezó a pensar en una cosa... ¿Qué pasa con los lapices rotos o medio gastados? Si lo pensamos bien nos enteramos de que nunca gastamos un lápiz entero y lo tiramos a la basura. ¡Bryan lo cambió!
Según las estadísticas, cada año las escuelas y los restaurantes tiran 34019 kilógramos de lapices a la basura.
Bryan tuvo una idea brillante... ¡Él funde los lapices!
Luego los verte en unos moldes especiales.