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Un padre capturó a su hija en la cama con un chico extraño. ¡Lo que hizo es digno de seguir!

Un padre escribió esta historia en Reddit. Lo que contó nos conmovió mucho así que queremos compartirlo con vosotros:


“Hola, soy padre. Un día me levanté y bajé la escalera y... vi lo siguiente: mi hija de 17 años estaba durmiendo junto con algún tío joven después de (seguro) una noche, dígamos, dura. Sin hacer ruido preparé un desayuno, volví al dormitorio y dije a mi mujer, hijo y la hija menor que debían actuar con silencio ya que abajo seguían durmiendo. Nuestra mesa está al otro lado del salón, más o menos 7 metros del sofá pero justo delante de él. Todos nos sentamos y yo entonces grité: “¡Jovencito!” Nunca había visto a alguien levantándose tan deprisa. “¡El desayuno está listo!” dije con el tono como si quisiera comerme hasta su alma. Moví una silla que estaba a mi lado. “¡Siéntate!”. Toda la familia estaba quieta y sin decir ni una palabra, mirando sus platos.

Estos tuvieron que ser los 7 metros más difíciles de andar para este muchacho desnudo que intentaba ocultar su erección matituna de tamaño imponente. Mi hija menor, igual que mi propia esposa, echaron unos vistazos de admiración hasta su pene. Cuando ya se puso la ropa que estaba cerca de la mesa, nos acompañó. Mi hijo, que tiene casi 2 metros de altura, le dio palmaditas en el hombro, le miró a los ojos, suspiró y con resignación movió la cabeza. A estas alturas el “jovencito” tuvo que estar muy estresado ya, se le notaba. Con mi mejor acento ruso le dije: “Amigo, te voy a hacer una pregunta. Tu respuesta será muy importante... para tu destino”. En este momento el pobrecito empezó a sudar y yo terminé: “¿Te gustan los gatos?”.

Era un chico muy simpático y amistoso. Parecía que le faltaban los estudios pero no era tonto para nada. Algo en él era muy raro. Mi hija me aseguraba de qué era un muchacho muy amable. Le conocía desde hace un mes. Desde aquella mañana nos visitaba todos los días. Sin embargo, nunca se quedaba para dormir.

Todas las mañanas se acercaba para llevar a mi hija a la escuela en su bicicleta. Luego la acercaba de vuelta. Miraba si estaba haciendo sus deberes. Le cuidaba cuando estaba enferma y nosotros estábamos trabajando. Tenía la paciencia de un santo aguantando sus humores.
Decía que no tenía familia, formación, un trabajo fijo. A mi hija le encantaba este chico. A él le encantaba mi hija. Por eso le dejé a mi hija aprender de sus propios errores.

Después de más o menos 8 meses mi hijo me contó unas cosas. Dijo que buscaba alguna información alrededor del novio de su hermana. Era un sin techo. Su padre, un borracho, se suicidó, y su madre, adicta a las drogas, se marchó 3 semanas más tarde. Vivían en una caravana. Tenía 15 años, luego pasó 3 años en la calle. Dormía en los parques, “con amigos”, en refugios para pobres, en hostales baratos. Trabajaba irregularmente en obras y es cuando le conoció mi hija. Movía la tierra con una pala. Es un guapetón, mi hija tenía 17 años, hormonas etc... Ya sabéis.

Entonces sólo imaginad mi situación. Conocí a un muchacho amable de 18 o 19 años que siempre sonríe, le gusta ayudar y es muy cariñoso con mi hija. Conocí a un chico que hace feliz a mi niña. Conocí a un niño que nunca tuvo infancia. Tenía a un padre loco y una madre drogadicta. A veces sus vecinos le daban de comer pero con frecuencia sufría hambre.

A veces, cuando no nos visitaba después del trabajo, le echábamos de menos. Quizá no fuesen amigos pero mi hijo tenía buenas relaciones con él. Mi hija menor confíaba en él como en su mejor amigo y mi esposa le trataba como a su otro hijo. Yo también me preocupaba de él, quería que encontrara la felicidad.

Un día conté todo alrededor de este chico a mi mujer y otra hija. Se pusieron a llorar. Estaba un poco desilusionado con la actitud de mi hija mayor. Ella lo sabía todo y no nos dijo nada. Le amaba y a pesar de eso le dejaba salir todas las noches, nadie sabía dónde (¡vaya perra sin corazón!).

Al día siguiente le di una llave de nuestra casa. Le dije que iba a esperarle aquí todas las noches. Durante unas semanas le preparamos una habitación y fuimos de compra con él. Era un manitas, quería ser su propio jefe, le gustaba montar varias cosas. Hicimos todo para que pudiera obtener la formación necesaria para seguir sus sueños.

Todo ocurrió en el año 2000. Ahora, después de 15 años, mi hijo adoptivo y mi propia hija tienen un negocio que va de maravilla. Y el año pasado me regalaron algo increíble: 3 nietos, 2 niñas y 1 niño".

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