Rylea Jackson de Melbourne en Australia es una madre como muchas: tiene mucho trabajo, está atareada con sus dos hijos, nunca tiene tiempo... Un día fatal conducía. Sus dos hijos estaban en el coche también: Shane de nueve años y Jackson de tan sólo dieciséis meses. La mujer cada dos por tres echaba un vistazo a sus hijos en el retrovisor. Es cuando con ímpetu chocó contra el coche conducido por un chico de dieciocho años. Rylea conducía a 110 km/h. Lo que pasó después lo recordará como su peor pesadilla.
Esta es la familia feliz antes del accidente. Rylea y su hija tuvieron mucha suerte, no les pasó nada. Por desgracia, no se puede decir lo mismo sobre el pequeño Jackson.
Al chiquillo se le rompieron las vértebras y el cuello ya no estaba unido por la parte posterior al cuerpo. Su madre se puso histérica viendo su cabeza sin fuerza. ¡No deseamos ver algo tan traumático a nadie! Jackson fue transportado a un hospital.
Los médicos tenían miedo de no poder hacer nada. El doctor Geoff Askin dijo que ya fue un milagro sobrevivir a un accidente semejante por un niño tan pequeño. Sin embargo, los médicos no tiraron la toalla. Durante una operación que duró 6 horas reconstruyeon las vértebras usando de material una de las costillas de Jackson. A pesar de eso el chiquillo tenía pocas posibilidades de sobrevivir...