Una mejilla de este perro estaba muy hinchada. Cuando un veterinario la cortó, se asustó.
La veterinaria rápidamente se dio cuenta del estado del perro. Tuvo un absceso enorme. Tuvieron que operarlo.
¡La cantidad de sangre daba miedo! Además, las condiciones de trabajo son fatales, pero los veterinarios no se quejan. Hacen lo que pueden para ayudar a los animales.
Sin ayuda de la organización, este perro moriría sufriendo mucho.