Este perro sobrevivió sólo gracias a una mujer adicta a ir al esteticista.
Una estadounidense, Darlene, tiene su pequeña obsesión, le encanta cuidar de sus manos y uñas. Fue una paradoja, pero fue lo que salvó a un perro muriéndose de hambre.
Darlene va a una manicura más o menos una vez a la semana. Esta vez su esteticista hablaba más de lo habitual...
Se quejó a su hijo adolescente. El muchacho no quería cuidar de su perro llamado Smokey. El perro estaba hambriento... La mujer añadió que es lo mejor que pueden hacer ya que pagar por una inyección letal cuesta mucho.
Su cliente se quedó boquiabierta. Quiso ver la foto del perro. Al ver a Smokey ya sabía que tendría que hacer todo para salvarle.