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No lo querían sus propios padres, pues su abuela cuidó de él. ¡La manera en cuál le dio las gracias, fue extraordinaria!

Esta historia de un niño de diez años y su abuela conmoverá a cada uno. Por desgracia, muchos padres no son responsables de sus propios hijos y son los últimos quienes sufren por ello... Este niño tuvo mucha suerte en su mala suerte. Su querida abuela cuidó de él. ¡Mirad de qué manera le mostró su afecto y gratitud!

Un cura escribió en Facebook que la rutina mata a muchos sentimientos bellísimos. Se dio cuenta de eso gracias a un chiquillo. Mirad lo que escribió el hombre:

“Desde hace un tiempo uno de la congregación me trae una rosa cada domingo por la mañana para que la coloque en mi traje. Como siempre me regala una rosa, dejé de pensar en ello. Es un gesto muy amable que se convirtió en rutina. Sin embargo, este domingo un gesto amable de nuevo me parece extraordinario.

Estaba a punto de entrar al altar cuando se me acercó un niño y me preguntó que iba a hacer con la rosa. En primer momento no lo entendí, se me ha olvidado la flor que llevaba. La señalé y le pregunté si se refiese a esto.
-Sí, señor – Me respondió – Si la va a tirar, me gustaría quedármela.
Le dije con una sonrisa que claro, se la doy y por pura curiosidad le pregunté sobre su razón.
El niño que no tenía más de diez años, me miró a los ojos y respondió:
-Me gustaría darsela a mi abuela. El año pasado mis padres se divorciaron. Al principio vivía con mi mamá, pero luego se casó de nuevo y tuve que volver con mi padre. Vivíamos juntos un tiempo, pero luego me dijo que no podía quedarme y me dejó en casa de mi abuela. ¡Y ella es tan buena conmigo! Cocina para mí y me cuida mucho. Es tan buena comigo que quiero darle una rosa por quererme tanto.
Cuando el niño terminó de hablar, al principio no sabía que decir. Tenía lágrimas en los ojos cuando le di la rosa. Finalmente le dije que fue lo más bello que jamás había oído y le mostré el altar:
-Coge aquél ramo de flores. Todas las semanas una familia compra uno nuevo. Cógelo para tu abuela. Se lo merece.
La última frase que oí de este niño que en este momento estaba radiante de alegría, fue:
“¡Qué día tan bonito! Pedí una rosa y me dieron un ramo entero.”

A menudo olvidamos lo importante que es nuestra familia. No apreciamos a los que cuidan de nosotros día tras día. Este niño sabe apreciar a su abuela por que sufrió el rechazo de parte de sus padres.

¡Debemos apreciar a nuestros seres queridos!

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¡Es una hermosa historia digna de pasarla a los demás!

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