Todo lo que le podía aconsejar el doctor fue que se comprase un ataúd. ¡6 años más tarde no pudo creer en sus propios ojos!
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La adopción de un perro llamado Peety fue la mejor idea. Eric dijo que eligió a un perro obeso a propósito. Gracias a eso tenían algo en común. Muy pronto a los dos les empezó a gustar pasear.
El dietista tenía razón: gracias al perro a Erica ya le gusta el deporte, además se abrió en las relaciones sociales. ¡Durante un año perdió 60 kilógramos! Y Peety perdió unos 10.
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Eric dijo que gracias a Peety se miró a sí mismo de una manera diferente. Recuerda que su perro le miraba con tanta admiración que finalmente se siente una persona extraordinaria.
