Un niño corrió riesgo en el quirófano. Cuando su padre se dio cuenta quién trabaja ahí, ¡se quedó mudo!
Supuestamente unos nos dirán que esta historia es ficticia, pero ¿uno puede decir con seguridad que esta historia no es verdadera? A menudo no nos damos cuenta cuánto sacrificio requiere la profesión de médico, enfermera, policía, bombero... Estas personas para trabajar con gente tiene que olvidarse de sus propias tragedias y de eso trata esta historia. Deberíamos intentar sentir empatía y no juzgar ya que nos podrían tratar como al padre de este niño...
Un cirujano llegó al hospital cuando su pequeño paciente ya estaba esperándole en el quirófano. Estaba luchando por su vida. Corriendo, el médico empezó a cambiarse la ropa, y fue cuando le atacó el padre de este niño, la víctima del accidente del tráfico. Le gritó al doctor... “¿¡Por qué llega tan tarde?! ¿¡Pregunto por qué?! ¿Acaso no sabe que mi hijo está luchando por su vida ahora mismo? ¡Usted no tiene ni idea que es la responsabilidad!”
El doctor sólo soltó una sonrisa amarga y con la voz tranquila, pero decidida, le dijo de calmarse y dejarle hacer su trabajo. Luego se dio la vuelta para ir al quirófano, pero...
El padre del niño que estaba muriéndose no le quiso dejar. Le siguió gritando: “¿¡Qué yo debería calmarme?! ¿Cómo se sentiría si fuera su hijo? ¿Tranquilo?”
En la cara del médico apareció una sombra rara, pero seguía con la voz suave: “Nosotros, los médicos, no siempre hacemos milagros, pero deje de preocuparse por favor. Haré todo lo que pueda para salvar a su hijo.”
El padre, muy conmovido todavía, murmuró que es fácil aconsejar si uno no está involucrado, pero no le quedó otra que esperar. La operación duró unas horas. Y luego del quirófano salió el cirujano.
Con una sonrisa de satisfacción dijo que la operación fue un éxito y que su hijo ya está fuera de peligro. Sin esperar la respuesta miró su reloj y se fue corriendo gritando mientras se alejaba que si quería saber más preguntara la enfermera. El hombre sorprendido y algo molesto le preguntó a la enfermera si este cirujano siempre es tan arrogante. Hubiera debido esperar unos minutos y explicarle todo acerca de su hijo. La respuesta de la mujer la va a recordar hasta siempre.
Con lágrimas en los ojos, la enfermera dijo que “su hijo murió ayer en un accidente de tráfico. Estaba en el funeral cuando lo llamamos. Ahora, cuando su hijo no corre el peligro, se fue a enterrar a su propio hijo.”
Vale la pena ser más comprensivo... Nunca se sabe que le pasa a otra persona.