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Cuando llevó a esta perrita a su casa del refugio, no sospechaba nada, pero luego descubrió ESTO y quiso vengarse de la ex dueña de su mascota.

¿Por qué tanta gente deja a sus mascotas en perreras? ¿Será por falta de recursos, aburrimiento, falta de posiblidades? Por lo menos sabemos por qué una mujer llamada Jean abandonó a su perrita. Ahora otra mujer, la que recogió a la perra, escribió una carta llena de emociones dedicada a la ex dueña de Cocoa. Vale la pena leer estas palabras.

"Hola,

no nos conocimos y espero por tu bien que nunca lo hagamos. ¿Quieres saber cómo sé tu nombre? Pues los que trabajan en la perrera me dieron la hoja de admisión que tú rellenaste. Gracias a dicha hoja sé que Cocoa tiene 12 años durante los cuales estaba todo el tiempo contigo. Ibas a mudarte a un piso donde no admitían animales. Según tus palabras, esta fue la razón de abandonar a tu fiel amiga. En la misma hoja de admisión la llamabas "tu dulce viejita" y "maravillosa amiga." Para terminar, mencionaste tus problemas económicos.

Bueno, Jean... Ah, perdóname por llamarte Jean sin conocerte. También puedo llamarte de otra manera, pero no te gustaría. Cuando vi la foto de Cocoa en la página de la perrera y cuando supe que su dueña la había abandonado después de 12 años, mi fé en la gente se quebró. !Su historia me hizo llorar!

Sabes Jean, yo también tenía una perrita. Me la quitaron porque mordió el trasero de un niñato que estaba tirándole de las orejas. Cuando la pusieron en cuarentena durante 48 horas (para ver si estaba sana)iba a dejar todo para estar con ella: mi casa, mi trabajo... No quería quedarme sin ella. ¿Sabes por qué Jean? ¡Porque no se deja a tu perro Jean!

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Cuando me fui a por Cocoa, yo misma tenía conjuntivitis y sinusitis, me sentía fatal. A pesar de todo, quería ir a la perrera lo antes posible. Es que tenía miedo de que Cocoa estuviera asustada o, peor, que la durmieran. No podía soportar este tipo de pensamientos y eso que no era mi perro.

Después de dos días tomando antibióticos entendí por qué tu perra estaba en la perrera. Algo me dice que Cocoa se volvió incontinente antes de pasar una semana en la perrera. Mojaba tus alfombras y este fue el problema, ¿cierto? ¿Pero en serio fue para tanto? A ver, Jean, dos semanas de medicación y controlé este problema. Yo estoy contenta, Cocoa lo está también y la casa está limpia.

Por desgracia, Cocoa tenía más problemas. Unas semanas más tarde tuvo una infección de páncreas. Cocoa necesitó más pastillas y dieta especial. Bueno, no era barato. Una lata de su comida me costaba 3 dólares y ella comía dos latas en un día. Además, eso no fue todo. ¿Sabes a qué me refiero Jean? Sí,lo sabes muy bien. Hablo de sus tumores. Nadie supo si estos tumores cuasaron sus problemas con el páncreas. Pues nada, sólo podíamos esperar.

Con cada día estaba más segura de una cosa. Abandonaste a tu perro por estar viejo, débil y enfermo. Sabías bien que tenía cáncer y no podías, o no querías, pagar por su tratamiento. Pero también hay algo que no entiendo. ¿Por qué no podías haber traído a Cocoa a otra perrera dónde no matan a los animales? También podías haber ido al veterinario para darle una inyección letal. De esta manera habría podido cerrar los ojos estando a tu lado, pero tu elegiste el camino más fácil. ¡Es algo que no me entra en la cabeza!

Al fin y al cabo, yo pagué por tu perro. Este perro era un miembro de tu familia, siempre estaba a tu lado y tú lo abandonaste. Fui yo quién compraba sus pastillas para la incontinencia. Fui yo quién encontró los mejores pañales para Cocoa, los XXL con una hendidura para la cola. ¡No fue tan difícil, Jean!

A pesar de todo,disfrutábamos de nuestro tiempo juntos. Una vez fuimos a las montañas y Cocoa vio a unos corzos. Cocoa quería perseguirlos. ¡Lo pasó muy bien! Con el tiempo, empezó a pasarlo bien con mis otros perros. Los dos le aceptaron a Cocoa rápidamente. Me sentía feliz al verlos juntos. Todos los domingos todos mis perros se subían a mi cama. A veces nos acompañaban dos gatos. ¡Nos encantaba esta costumbre!

Desgraciadamente, los tumores de Cocoa no la dejaron en paz. Según el veterinario, no se podía operar ya que Cocoa era viejita, además era bastante débil. La semana pasada su estómago se hinchó. Esperaba su mejora, pero en vano. Ayer nos fuimos al veterinario. Cocoa tenía en el estómago tanto líquido que no se podía ver sus órganos. Sabes Jean, hay una diferencia entre tú y yo. Yo me preocupaba por Cocoa y tú no tanto.

La llevé a casa e intenté que disfrutara de sus últimos días en mi casa. Quería cuidarla y mimarla, era una perrita increíble. Por desgracia, fue su último día... Para mí fue importante que no murió en la perrera rodeada de desconocidos. Cocoa murió en los brazos de alguien quien se preocupaba de ella. En mis brazos. Fui yo quien sujetaba la cabeza de tu mascota, acariciándola. Era importante que se sintiera amada. Lo último que ella vio fue mi cara.

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