Nadie sospechaba cómo iba a reaccionar el hijo de una enferma de cáncer... Muy triste.
Logan Sullivan era un niño ideal. Cariñoso, bueno, alegre, diligente. Tenía muchísimos amigos. Su madre se sentía muy orgullosa de él y él no podía imaginar su vida sin su madre. Cuando la mujer se puso muy enferma (padecía cáncer agresivo de páncreas), temía por la vida de Logan. El niño de 8 años no aguantaría la noticia sobre su enfermedad mortal, pues le contó una historia... No sabía que esto terminaría de manera trágica.
A Logan le encantaban los superhéroes, pues su madre le dijo que dentro de poco tuviera que convertirse en una superheroína y una nueva amiga de X-Men para ir con él a una misión. De esta manera quería proteger a su hijo, reducir su dolor, pero se equivocó mucho.
Pasaron varios meses, Logan se sentía cada vez peor. Dejó de estudiar, no estaba atento en las clases, se alejó de sus amigos. Un día uno de sus profesores le vio llorando en una clase. El niño de 8 años estaba asustado ya que... no conocía la verdad. Sólo sabía que su madre estaba cada vez más débil, tenía ojeras, perdía su pelo y estaba fuera varios días en un lugar desconocido, pues Logan tenía que estar con su tía.
El profesor entendía su falta de seguridad. Le dijo la verdad sobre su madre. Abrazó al niño, le permitió llorar. No sabía que Logan tomara esta decisión...
Escribió una carta a su madre:
"Mamá,
yo también seré un superhéroe. Quiero morir para estar contigo en el cielo. No quiero vivir sin tí. Me adelantaré un poco y te esperaré ahí.
Le dejó la carta en su cama y se disfrazó de Superman, su superhéroe favorito. Luego saltó desde el tercer piso. Murió al instante.