La perra adoptada no paraba de ladrar cerca de la puerta. ¡Un rato después su nueva dueña descubrió la verdad más terrible!
Kailey llevó un año en la perrera. No le gustaban otros perros, le daba miedo la gente, todo el tiempo estaba sola, pero por fin una familia quiso darle una oportunidad y la adoptó.
Suzy y su familia adoptaron a Kailey a pesar de ya tener un perro. Por suerte, poco a poco Kailey se acostumbró tanto a sus dueños, como a su nuevo amigo. Solo... nunca ladraba ni se alegraba de manera ruidosa.
Una noche algo cambió. Kailey empezó a ladrar mucho. Fue lo que despertó a Suzi. La mujer, algo preocupada, se acercó adonde Kailey y... ¡se asustó! Notó un olor extraño...
Gracias a Kailey la familia descubrió una fuga de gas. Suzy llamó a los bomberos y también advirtió a sus vecinos.
La historia de esta perrita muestra que vale la pena dar una oportunidad a cualquier animal. Sin Kailey en su casa, esa familia moriría. ¡Si Kailey te impresionó, comparte su historia!