Estaba muriéndose, pero no paraba de andar. Lo que vas a ver en las fotos, es increíble.
Por suerte los perros tienen un don increíble de perdonar. Siempre dan otra oportunidad a la gente. Kelsey se enamoró de sus veterinarios.
Los comienzos del tratamiento no fueron fáciles. Kelsey estaba hambrienta, no comía por mucho tiempo y por eso sólo pudo picar algo. Si no, se sentía todavía peor. Por suerte con cada día se sentía mejor y comía más.
También mejoraba su estado mental. En esta foto se la ve un poquito perdida, ¡pero mirad la foto siguiente!