A una cadena de café bien conocida entró un sin techo con su perro. Las reacciones de la gente fueron distintas, pero un hombre se pasó. ¡Mirad lo que hizo!
Cuando Eric Jason Pena se fue a tomar un café en Starbucks, no esperaba encontrarse ahí con un vagabundo y mucho menos que dicho vagabundo causaría una gran impresión no sólo en él, sino también en miles de otras personas.
La situación tuvo lugar el 21 de marzo de este año en Starbucks en Tumwater (Washington, Estados Unidos). En el local estaba un sin techo con su perro al lado. Eric describió su encuentro en su cuenta de Facebook y esto se hizo viral enseguida. Entonces, ¿qué escribió que movió los corazones de tanta gente por todo el mundo? La respuesta la encontraréis abajo.
Esta es la publicación cuál Eric subió a Facebook: “Estuve en Starbucks cuando entró un sin techo y ocupó un sitio cerca de mí. Olía bastante mal y la gente empezó a mirarle mal para mostrar su desaprobación. Y él simplemente hacía lo mismo que nosotros: bebía su café y aprovechaba el wifi gratuito. Le acompañaba su perro realmente bien entrenado, Legacy. El hombre me contó que durante pocos días andó casi cien kilómetros de Seattle a Tumwater. Todo el tiempo hablaba de su perro que se portaba muy bien en el viaje. Legacy se durmió apenas se había tumbado en el suelo. Sabéis, fue realmente desagradable ver a toda esta gente distanciándose del vagabundo. Los niños que querían preguntar por el perro fueron regañados por sus padres cuales les dijeron de volver a su sitio. El sin techo me explicó que la mayoría de la gente no entiende la idea de ser como Jesucristo ya que le dejan en un estante al salir de la iglesia.”
“También me contó que estando en Bellevue los jugadores conocidos de Seattle Seahawks pasaron a su lado. Uno de ellos hizo un comentario bruto sobre los sin techo y luego quiso darle 20 dólares. El dinero fue rechazado y el deportista se sintió ofendido ya que se creía un buen cristiano. Es que el sin techo le dijo que no puede aceptar dinero de alquien quién no le respeta nada y encima se cree un buen cristiano. El hombre forrado se sintió algo avergonzado ya que una persona desconocida le echó en cara la soberbia y eso en la compañía de sus amigos.”
“Por la noche oí que le decía a su perro que ya toca encontrar un par de zapatos nuevos para continuar el viaje. Bueno, sus zapatos y toda su ropa ya se veían muy gastados. Cuando ya estaba a punto de salir, le propuse algo de comer. Lo aceptó con alegría. También tenía un nuevo par de zapatos y le pregunté si los aceptaría también. Después de un viaje muy corto, salí del coche y volvió con los zapatos. El sin techo tuvo una gran sonrisa y le dijo a su perro que ya podían continuar su viaje.”