Vio a un oso ahogándose, pues... ¡hizo algo increíble!
¡Por suerte no pasó nada de ello! Transportaron al oso aturdido a la orilla.
Con muchas dificultades le sacaron del agua, el oso ya no podía moverse. El dardo hizo lo suyo.
El oso ya estaba desorientado, casi no reaccionaba a lo que pasaba a su alrededor.