Vio a un oso ahogándose, pues... ¡hizo algo increíble!
El tranquilizante dio sus primeros efectos... El oso se movía con mucha dificultad, pero Adam ya estaba acercándose a él.
El biólogo no quería pensar que el animal hubiera podido ahogarse. Dijo que no pensaba sobre su actitud. Le subió la adrenalina y simplemente reaccionó saltando al agua.
El oso podría atacarle o los dos podrían ahogarse...