Cuando un padre vio a su propia hija, se asustó y.. abandonó a su familia.
¡Katya ya tiene 21 años y se siente muy bien! Por desgracia, no siempre era así. No tiene buenos recuerdos de su infancia. Todo el tiempo notaba las miradas de otra gente, otros niños le tenían miedo, se burlaban de ella. Sin embargo ella quiso pagar con bondad por lo malo. Dice que lo más importante es cómo es y no cómo se la ve. Encontró muchos amigos que sabían apreciar su belleza interior.
Katya se ríe que en realidad se siente alguien privilegiado. ¡Hay poca gente como ella!
Su padre sólo puede arrepentirse de no estar a su lado en el día de su boda. Katya encontró el amor de su vida.