Un perro agresivo y violento corre por el jardín. ¡Cuando de repente para, su dueño no puede creer en lo que ve!
El caso es que en el jardín yacía un pequeñito colibrí. En la opinión de Ed ya estaba muerto, pero Rex no quiso tirar la toalla. Finalmente, Ed le llevó a casa. Y... ¡Rex tenía razón! El colibrí seguía vivo.
Lo llamaron Hammer. Todos los días le daban agua con azúcar y sí, rápidamente se recuperó. Ed dejaba las ventanas abiertas, pero parecía que Hammer no quería volver a ser libre...
Con muchas ganas le acompañaba a Rex, bebía agua de su bol e intentaba jugar con él. También volaba detrás de Ed. Lo curioso es que Rex también le aceptó! El perro que antes atacaba a cualquiera, encontró a un amigo.