Echó un poco de café a un cenicero y lo dejó en el jardín. ¡Ahora puede descansar ahí tranquilamente!
Y la verdadera plaga del verano: ¡los mosquitos! ¿Sabíais que a los mosquitos no les gusta nada el olor de los tomates?
Ninguna avispa se acercará a un lugar dónde huele a café. Por eso merece la pena echar un poco de café a un bol que sirve para calentarlo y... poner fuego.
Un topo sería bien visto en cualquier jardín ya que gracias a su trabajo la tierra tiene más elementos alimentarios de las partes más profundas. Sin embargo, si no lo queréis en vuestro jardín, usad un poco de colonia u otra cosa que huela fuerte, por ejemplo un rábano. A los topos no les gustan los olores intensos.