Cuando entraba a casa, su esposa le ignoraba. Quería cambiarlo y por eso le hizo esta pregunta...
“¿Qué puedo hacer para mejorar tu día?”
“Nada” – Respondió ella. - ¿Por qué preguntas?”
“Porque es importante para mí. Quiero que tengas un buen día.” Keri le miró con ironía.
“Si quieres ayudarme, pues limpia la cocina”. Pensaba que esto le molestaría, pero él lo hizo. El día siguiente repitió su pregunta. Le dijo de limpiar el garaje. Él sólo respiró profundamente, no tenía mucho tiempo para hacerlo, pero sabía que su mujer le provocaba y por eso no le dio una razón para discutir. Lo hizo. El tercer día iba a preguntarle de nuevo lo mismo , pero ella gritó: “¡Nada! ¡No puedes hacer nada pues déjalo ya!” Le pidió perdón, pero añadió que no podía dejarlo ya que era importante para él.
Seguía con su pregunta y después de dos semanas algo cambió. Cuando le miró a su mujer la vio llorando. “Por favor, deja de preguntármelo. Él problema no eres tú, soy yo. ¡Soy un desastre! No entiendo por qué no me habías dejado.” Richard acarició su cara y le respondió: “Por que te quiero. Dime, ¿qué puedo hacer para que tu día sea mejor?”
“Yo debería hacerte esta pregunta” dijo Keri. – “Ya, pero ahora soy yo quién debe cambiar. Quiero que sepas que significas mucho para mi.” Ella sólo apoyó la cabeza sobre su pecho y dijo: “Lo siento por ser una bruja. Te amo”. Richard estaba feliz, sus esfuerzos dieron resultados. Richard la abrazo y siguió con su pregunta: “Dime, ¿cómo puedo mejorar tu día?”. Keri no dudó en responderle... Quería pasar todo el día con él.
Richard no paraba de preguntar lo mismo cada día. Las discusiones desaparecieron y Keri también empezó a preguntar... “¿Qué necesitas? ¿Cómo puedo ser mejor para tí?”
