Nadie hubiera podido entrar en el piso de una anciana. Cuando una de sus vecinas lo logró, ya todos entendieron por que la mujer mayor cuidaba su privacidad.
Además, gracias a Facebook (en serio no lo apreciamos en estos casos) la anciana ya tiene todo lo necesario para vivir cómodamente: muebles, sábanas, ropa, comida, cortinas etc. La gente de buena voluntad le regaló muchas cosas.
El caso es que Lucy hizo una lista de cosas necesarias y la gente iba marcando lo que pudo regalar. Además, apareció alguien más...
Una de las familias bien situadas quiere pagar por tres comidas al día para la anciana. Ahora todos los días alguien le acerca la comida a su casa. Lucy y su hija la visitan a menudo :)
¡Es la inspiradora historia digna de compartirla con los demás!